06 noviembre 2007

INMOVILIDAD

Esta soleada tarde, mientras estaba sentada en la banca de un parque, se detuvo una vez más el tiempo. Me gusta esa inmovilidad porque todo aquello que no sea la naturaleza y yo se congela, porque vuelvo a ser niña y puedo sentir la magia de la naturaleza; la delicada luz del sol, el viento que hace bailar rítmicamente a los árboles mientras sus hojas caen sobre mí como suave lluvia.

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