William Shakespeare
19 noviembre 2009
Soneto 116
No quieras que admita que hay impedimentos en el amor; el amor no es amor cuando percibe un cambio y cambia o cuando tiende a separarse del que se separa
17 septiembre 2009
09 septiembre 2009
05 agosto 2009
22 julio 2009
06 julio 2009
GRIEGAS
Eduardo Galeano
De un dolor de cabeza, puede nacer una diosa. Atenea brotó de la dolida cabeza de su padre, Zeus, que se abrió para darle nacimiento. Ella fue parida sin madre.
Tiempo después, su voto resultó decisivo en el tribunal de los dioses, cuando el Olimpo tuvo que pronunciar una sentencia difícil.
Para vengar a su papá, Electra y su hermano Oresteres habían partido de un hachazo el pescuezo de su mamá.
Las Furias acusaban. Exigían que los asesinos fueran apedreados hasta la muerte, porque es sagrada la vida de una reina y quien mata a la madre no tiene perdón.
Apolo asumió la defensa. Sostuvo que los acusados eran hijos de madre indigna y que la maternidad no tenía la menor importancia. Una madre, afirmó Apolo, no es más que el surco inerte donde el hombre echa su semilla.
De los trece dioses del jurado, seis votaron por la condenación y seis por la absolución.
Atenea decidía el desempate. Ella votó contra la madre que no tuvo y dio vida eterna al poder macho en Atenas.
Tiempo después, su voto resultó decisivo en el tribunal de los dioses, cuando el Olimpo tuvo que pronunciar una sentencia difícil.
Para vengar a su papá, Electra y su hermano Oresteres habían partido de un hachazo el pescuezo de su mamá.
Las Furias acusaban. Exigían que los asesinos fueran apedreados hasta la muerte, porque es sagrada la vida de una reina y quien mata a la madre no tiene perdón.
Apolo asumió la defensa. Sostuvo que los acusados eran hijos de madre indigna y que la maternidad no tenía la menor importancia. Una madre, afirmó Apolo, no es más que el surco inerte donde el hombre echa su semilla.
De los trece dioses del jurado, seis votaron por la condenación y seis por la absolución.
Atenea decidía el desempate. Ella votó contra la madre que no tuvo y dio vida eterna al poder macho en Atenas.
29 mayo 2009
20 mayo 2009
MEXICANAS
Eduardo Galeano
Tlazoltéotl, luna mexicana, diosa de la noche huasteca, pudo hacerse un lugarcito en el panteón macho de los aztecas.
Ella era la madre madrísima que protegía a las paridas y a las parteras y guiaba el viaje de las semillas hacia las plantas. Diosa del amor y también de la basura, condenada a comer mierda, encarnaba la fecundidad y la lujuria.
Como Eva, como Pandora, Tlazoltéotl tenía la culpa de la perdición de los hombres; y las mujeres que nacían en su día vivían condenadas al placer.
Y cuando la tierra temblaba, por vibración suave o terremoto devastador, nadie dudaba:
Es ella.
Ella era la madre madrísima que protegía a las paridas y a las parteras y guiaba el viaje de las semillas hacia las plantas. Diosa del amor y también de la basura, condenada a comer mierda, encarnaba la fecundidad y la lujuria.
Como Eva, como Pandora, Tlazoltéotl tenía la culpa de la perdición de los hombres; y las mujeres que nacían en su día vivían condenadas al placer.
Y cuando la tierra temblaba, por vibración suave o terremoto devastador, nadie dudaba:
Es ella.
04 mayo 2009
EL DESEO
En la oscuridad, parado en el umbral la vio mientras caía al suelo aquello que la cubría, le encantó su color, pudo olerla y saborearla anticipadamente. No comprendía por qué era inalcanzable, por qué podía disfrutarla sólo a lo lejos; entonces se dio cuenta de que le escurrían unas pequeñas lágrimas.
Tenía ganas de gritar cuánto la deseaba, cuánto quería saborearla; le dio pena no poder hacerlo, estar en desventaja, en gran desventaja y no podía creerlo; era de otro y no de él.
De pronto, vio cómo ese hombre la hacía completamente suya, la devoraba, la disfrutaba, hasta terminar esa paleta de delicioso chocolate, que él, un simple perro, deseó infinitamente.
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