Sumamente arraigada es mi tendencia a guardar revistas y periódicos, gracias a esta casi obsesiva manía pude leer un texto de Javier Sicilia sobre la obra de Concha Urquiza y conocer algunos sonetos que esta mujer, en palabras de Sicilia, mística e intensa, voluntariamente marginal y con una exquisita aunque corta obra, nos legó.
Debido a su misticismo, el sentido que Concha Urquiza dio a su obra no fue -para nada- de pasión terrenal; sin embargo, me parece que de una exquisita intensidad es el soneto de 1939, que a continuación transcribo:
Soneto de 1939
Si al precio del dolor tengo que amarte,
descarga en mí tu saña victoriosa
y hiere el corazón con mano fuerte
que no hay más que un dolor: el de olvidarte;
y todo lo demás es leve cosa;
es leve cosa aunque nos dé la muerte.