15 diciembre 2010

VIVE LATINO 2011

El Vive Latino crece! Sí, la décimo segunda edición de este festival abarcará ya no dos, sino tres días: 8, 9 y 10 de abril del 2011. La Carpa Intolerante regresa por tercer año consecutivo al Foro Sol, los escenarios tradicionales seguirán: Vive Latino, Indio y Carpa Roja.

Los distintos géneros y ritmos que representan a las nuevas propuestas musicales, y a las ya conocidas, compartirán público con la Carpa Ambulante, proyecto de documentales dirigido por Diego Luna y Gael García, que se suma a este importante festival; sin dejar a un lado, por supuesto, al Tianguis del Chopo ni la zona de grafitti.


En este Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino podremos ver a bandas como Agrupación Cariño, Azul Violeta, Babasónicos, Banda de Turistas, Bengala, Bomba Stereo, Caifanes, Charly García, Chikita Violenta, División Minúscula, Eljuri, Ellis Paprika, Fobia, Jaraba de Palo, Jessy Bulbo, La Barranca, La Dosis, La Gusana Ciega, La Internacional Sonora Balkanera, La Pulquería, Liquits, Los Bunkers, Los Daniels, Los de Abajo, Los Dorados, Los Estrambótico, Los Licuadoras, Los Pericos, Mala Rodríguez, Puerquerama, Quiero Club, Rebel Cats, San Pascualito Rey, Sepultura, Sonidero Meztizo, Telefunka, Vicente Gayo, The Plastics Revolution y Chemical Brothers, entre muchas otras bandas a las que vale la pena escuchar.
 

 




15 octubre 2010

JAZZ AT LINCOLN CENTER ORCHESTRA

Pocas veces he visto a grandísimos músicos juntos, menos veces he visto que un músico haga hablar a un instrumento.

Apenas hace dos días escuché a la Jazz at Lincoln Center Ochestra liderada por el virtuoso Wynton Marsalis, me quedé con la boca abierta por haber presenciado no sólo un excelente concierto que abarcó distintos matices desde el jondo hasta los boleros, sino sobre todo por haber sido testigo del diálogo que tuvieron todos los instrumentos musicales.

También las interpretaciones de los invitados de Marsalis, Paquito D'Rivera, Chano Domínguez, Antonio Sánchez, Edmar Castañeda, Diego Urcola y Óscar Stagnaro, nos regalaron una cadenciosa experimentación sin límites que fue de Libertango hasta Alfonsina y el mar en homenaje a la gran Mercedes Sosa.

Una gran noche de celebración musical que hubiera querido no terminara.

20 septiembre 2010

UNA VEZ INFINIDAD DE VECES

Una vez viví en el vientre de mi má.

Una vez tuve cinco años.

Una vez alguien que no me conocía me regaló unos patines, fui inmensamente feliz.

Una vez, otra vez, muchas veces corrí como loca por los jardines.

Una vez, multiplicada por mil, corrí entre los animales.

Una vez comí tantas almejas que ahora las odio.

Una vez creí en el amor para la eternidad.

Una vez quise estar contigo en el mundo, en las montañas, en los ríos, en la memoria…en el corazón.

Una vez quise comerme el mundo.

Una vez, a la enésima potencia, sentí el rayo del sol en la cara.

Una vez soñé con viajar a muchas ciudades del mundo; hoy sé que los sueños se vuelven realidad.

Una vez, otra vez y otra vez, de manera exponencial, fui a muchos conciertos.

Una vez dije que no quería parecerme a mi papá; soy igualita a él.

Una vez tuve un amigo a quien afirmé no fallarle nunca, cuando me enteré de su muerte lloré y lloré; mi conciencia aún me reclama haberle fallado.

Una vez comí tanto helado que casi me estalla la panza.

Una vez tuve una familia; hoy es la mejor y más grande de todas.

Una vez se sumó un hermano elegido a mi vida; sigue aquí.

Una vez tuve excelentes amigos; hoy también son mi familia.

Una vez tuve una entrañable amiga; hoy ya no me habla porque cree que soy irresponsable con los amigos.

Una vez creí que los unicornios existían.

Una vez me enojé tanto que dejé la casa como si hubiera pasado un tornado.

Una vez tuve un perro; se murió de viejo.

Una vez tuve un gran amigo, de esos que sabían cuándo necesitabas un abrazo, de esos que están presentes en los peores momentos de tu vida; unos imbéciles lo mataron, lo extraño muchísimo.

Una vez me aventé desde una rampa de nieve.

Una vez me perdí 4 horas en una ciudad que tiene 1.2 millones de habitantes; me sentí ridícula, pero me reí muchísimo.

Una vez tuve un amigo, luego fue mi amante y cuando quise amarlo, por miedo –o por pena, no lo sé- echó a correr.

Una vez vomité y vomité y vomité.

Una vez tuve un hijo; hoy me sigue doliendo la pérdida y aún lloro.

Una vez, multiplicada por varias veces, me dio un ataque de ansiedad y casi me aviento a las vías del metro; definitivamente soy de oficio suicida.

Una vez nevó y jugué como niña con la nieve.

Una vez perdí unas maletas.

Una vez me enamoré de un hombre del que nunca supe si tenía los ojos verdes o grises.

Una vez, y repetidamente de manera infinita, al despertar en un avión y ver las nubes me dieron ganas de llorar.

Una vez me amó un mulato, como los que me gustan, pero me dio miedo y también eché a correr.

Una vez, otra vez y muchas veces, he llorado.

Una vez, otra vez, infinidad de veces he sido muy, muy feliz.

Una vez iba dormida en un ferry y me despertó un hombre que cantaba tangos.

Una vez comí un cangrejo prehistórico, estaba delicioso.

Una vez fui a un viñedo, quise vivir ahí para siempre.

Una vez me reencontré con mi pasado; me dio gusto saber que, de alguna manera, seguíamos siendo los mismos pero distintos.

Una vez, otra vez, otra vez y otra, me he emborrachado.

Una vez quise olvidar el pasado, no lo he logrado.

Una vez, varias veces, he aprendido a vivir con mis fantasmas.

Una vez, multiplicada hasta el infinito, he ido al cine.

Una vez un destacadísimo músico me dio una clase magistral sobre música mexicana.

Una vez tuve una nueva familia, de esas que uno elige, de esas con las que haces click de inmediato.

Una vez quise volar; hoy sé lo que sintió Ícaro, pero sin caer.

Una vez conocí a un hombre que fue capaz de transformar la oscuridad en rayo de sol e iluminar mi vida.

Una vez aprendí a andar en bicicleta.

Una vez conocí a un hombre que me hizo sentir sumamente especial; espero no echarme a correr.

Una vez vi una película en estado alterado y en lugar de entender: the gates, entendí hot cakes; mi risa se escuchó durante horas en toda la colonia.

Una vez conocí a un hombre enamorado de la vida; celebra la soledad y el dolor, pero sobre todo el amor, la memoria y el corazón.




13 septiembre 2010

ENTRE BICICLETAS Y PATINES


De niña no tuve bicicleta, me gustaban más los patines. Bueno me gustaron más, porque de todos modos mis papás no hubieran podido comprarme una bicla; así de simple.

Los primeros patines que tuve fueron unos que alguna de mis tías me trajo de Estados Unidos, eran de color rosa y ajustables, en realidad con un diseño muy feo; pero a falta de lana, pues eran mi mejor opción.

Así, sin siquiera pensar en la bicicleta, me hice fan de los patines, aun para eso no había dinero. Un diciembre, -ni siquiera recuerdo de qué año- me dijeron que me regalarían unos patines nuevos. Fuimos al Centro Histórico a buscarlos, obvio, yo iba con muchísima ilusión, ésa que te da cuando no tienes ni idea del dinero, cuando no tienes la angustia de saber –de antemano- que lo más seguro la lana no te alcanzará para comprarle los patines a tu hija.

En ese entonces existían unas tiendas llamadas Blanco, tenían un eslogan que decía: ¡Blanco, Blanco, Blanco abarata la vida! Jajajaja. No recuerdo bien si dicha tienda estaba sobre la calle de 5 de febrero o sobre 20 de noviembre.  Cuando llegué ahí, ¡desde que vi el aparador lleno de juguetes me emocioné!

Nos metimos, dimos varias vueltas y buscamos los patines. ¡Ahí estaban!

Pero, ¡oh sorpresa! A mi mamá no le alcanzaba el dinero que llevaba para comprar los patines, y como había pasado con muchas otras cosas, en esa ocasión también tendría yo que esperar para tener un regalo.

Mi mamá, como muchas madres mexicanas, tenía que buscar la forma de que yo tuviera los patines, sin sacrificar la economía familiar; así es que se acercó a preguntarle a un joven de los que atendía, si había algún sistema de apartado. Supongo que vio a mi mamá sumamente angustiada, y a mí muy ilusionada –todavía no sabía que estaba a punto de quedarme sin patines-, de lo contrario, no le hubiera dicho a mi mamá: llévese este par de patines, le voy a dar una nota como si los hubiera comprado y si le dicen algo a la salida, sólo responda que vino a cambiarlos.

Yo, lo único que recuerdo es que salimos como si mi mamá hubiera visto al mismísimo patas de cabra.

Con el tiempo, mi mamá me contó esa anécdota y sin saber quién fue, siempre le envié mi agradecimiento al vendedor que atendió a mi mamá aquel día, pues gracias a él, durante mucho tiempo, fui muy feliz con mis patines.

Por esta razón, siempre fui buena pa’ la patinada, pero para la bicicleta jamás. De hecho, sólo me subí a una bici como dos veces en mi vida y, por lo tanto, no sabía andar en bici hasta hace un par de semanas.

Un gran amigo, de esos que convierte tus miedos en retos, que cambia la tristeza por alegría, la ansiedad por paciencia, la oscuridad por luz; de esos que te animan a realizar actividades que nunca harías, por más sencillas que sean; de esos que te invitan a conocer las cosas antes de criticarlas, me invitó durante mucho tiempo a ir al ciclotón; en primer lugar, para que yo aprendiera a andar en bici; en segundo, para que dejara de criticar el programa que el Gobierno de la Ciudad de México instauró. El resultado: además de unos raspones, caídas y de casi haber atropellado a algunas personas en mi trayecto, prometí nunca más criticar ningún programa, ya sea del gobierno del DF o del federal, sin antes conocerlo.

A esta odisea también me acompañó una increíble amiga, que siempre está dispuesta a ayudar a los demás, que nunca dice no, que siempre suma y nunca resta ni divide, que siempre está de buen humor y que cuando pasa algo inesperado y malo, te anima a seguir adelante.

Gracias a ellos, entre bicicletas y patines, aprendí a andar en bici, a conocer las cosas antes de criticarlas y a reírme de mí misma con tantas caídas, falta de coordinación y falta de control; a pesar de ello y del enorme dolor que después sentí, estoy feliz de compartir y aprender a andar en bici – cosa que debí hacer hace años- junto a estos dos amigos.

18 agosto 2010

Concha Urquiza

Sumamente arraigada es mi tendencia a guardar revistas y periódicos, gracias a esta casi obsesiva manía pude leer un texto de Javier Sicilia sobre la obra de Concha Urquiza y conocer algunos sonetos que esta mujer, en palabras de Sicilia, mística e intensa, voluntariamente marginal y con una exquisita aunque corta obra, nos legó. 

Debido a su misticismo, el sentido que Concha Urquiza dio a su obra no fue -para nada- de pasión terrenal; sin embargo, me parece que de una exquisita intensidad es el soneto de 1939, que a continuación transcribo:

Soneto de 1939

Si al precio del dolor tengo que amarte,
descarga en mí tu saña victoriosa
y hiere el corazón con mano fuerte
que no hay más que un dolor: el de olvidarte;
y todo lo demás es leve cosa;
es leve cosa aunque nos dé la muerte.

27 junio 2010

AFICIÓN PATRIOTERA

Me gusta el futbol, más de lo que yo misma quisiera, me gustan mucho algunos futbolistas, la emoción del Mundial y la garra con la que, en ocasiones, los equipos juegan –incluida nuestra selección-. Lo que no me gusta nada es que la gente crea que el patriotismo, la nacionalidad y la mexicanidad está en irle a un equipo de 11 cuates que si bien es cierto representan a nuestro país, también es cierto que no son lo único ni los únicos que simbolizan lo que somos. Tal vez, eso sí, son los más famosos; pero no los únicos y tampoco son síntesis de la mexicanidad.

Ahora resulta, que si no estás convencido de que nuestra selección pueda ganar eres un vende patrias, malinchista y poco mexicano; entiendo la emoción de la gente, pero no entiendo como es que sólo para cosas como el futbol es capaz de unirse y pedir que tengas fe. Hay personas a las que nunca les ha gustado el futbol y trabajan día a día por este país, y para nada dejan de ser mexicanos.

No me importa saber por qué ganó o perdió México, es sólo un juego, es para divertirse; pero lo que sí sé, es que hay cosas más importantes en este país que se desmorona poco a poco, sé también que el futbol proporciona distracción a la gente, pero distracción y enajenación no es lo mismo.

En estos días de Mundial tuve desencuentros con la gente por no pensar de manera “optimista” en favor de nuestra selección, fui tachada de poco mexicana, decían: le tienes que ir a México. Como si fuera una obligación irle a la selección mexicana de futbol, sí, repito, representa a nuestro país, pero no lo es todo. Sería maravilloso que las terribles cosas que suceden en esta nación se eliminaran como por arte de magia con el futbol, así yo sería la primera en creerme la chaqueta mental de ¡¡Vamos México!!, que muchos patrioteros –que no patriotas- anduvieron pregonando. Me hubiera encantado que el futbol solucionara toda la miseria y desigualdad de nuestra gente, así ni cuenta me hubiera dado que en un comercial de Haz sándwich, y según lo poco, poquísimo que entiendo de semiótica, los jugadores de selección mexicana prefieren hacer sándwiches que goles; ¿la razón de mi dicho?, en el comercial los jugadores deciden entre elegir el balón o una bolsa de Pan Bimbo, la decisión final: el pan y avientan lejos el balón; tan lejos que por andar haciendo comerciales seguro perdieron valioso tiempo para entrenar; eso ya no importa, hoy perdimos contra los argentinos, pero tampoco fue una sorpresa, hasta el Fifa Fan Fest ya tenía lista la fiesta de clausura en México.

Así he vivido este mundial, no entre adjetivos calificativos sino entre adjetivos que descalifican mi derecho a opinar libremente; pero yo sólo quiero que entiendan que el hecho de no tener toooooda la fe en la selección y no ser optimistas en cuanto a su desempeño no nos hace menos mexicanos. La mexicanidad y el patriotismo, según creo, se llevan, se trabajan y se viven a diario, y no sólo durante el Mundial de Futbol.

16 junio 2010

Desperté de madrugada y te vi dormido; me dieron ganas de abrirte los ojos y que tus pupilas me contaran los sueños que guardas.

04 mayo 2010

The Divison Bell

Parte central de mi preferencia musical ha sido este disco de Pink Floyd. Esta noche, de regreso a casa lo escuché por enésima vez y, de manera sorpresiva, llegó tu recuerdo a mi mente y a mi corazón. No pensé que volvería a sentirme así, con el mar de recuerdos de las tardes gastadas escuchando música, tardes de perezosa adolescencia y eternas carcajadas que marcaron mi espíritu -ahora lo sé- para siempre.

Me dueles, no sé de qué manera, pero me dueles y hoy sé cuán marcada está mi alma por esa formación musical y sentimental que tuve a tu lado.

25 febrero 2010

Poema

Kalina Alexandrova Kabadjova

Humedecer mis dedos en gotas de lluvia
Y pasarlos por tus sienes dormidas, despertándote.
Tomar con mis labios un poco de miel cristalina,
y con un beso colocarla en tu boca, saludándote.
Esperar a que abras tus ojos para hundir los míos
en su infinidad.
Sonreírte y...
saber así que empezó un nuevo día,
que aquí estoy,
y vivo.

21 febrero 2010

Del entendimiento y la perseverancia

Hay personas y cosas que nunca entenderé, por eso he decidido dejar de intentar comprender y entender, dejar de compartir lo poco que compartía. Dice Rosa Montero: perseverar pese a todo; creo, que a veces no tiene caso.

03 febrero 2010

Extraños e intensos los días que he pasado entre tus piernas y brazos, entre la lluvia y el frío.