29 enero 2008

COMO DICE MAURICIO CARRERA

En el mármol de los amores que perduran grabo los detalles que te hacen único... Tu piel donde el polvo de estrellas se confunde con el durazno maduro... Tu sonrisa que es como la primera cosa buena tras la mala racha en que nos puso el cielo...

... Llegaste a mi vida de manera súbita, repentina. No lo esperaba, absorta en lamerme las heridas de los amores maltrechos y deseosa de caricias y nombres que no dejaran huella. Te apareciste con tu ala rota... con tu desfile de poemas de soledad y compañía, con tus pasados que no me pertenecen y tus futuros que reivindico como míos.

... No tenía ni un atisbo que augurara tu arribo a mi insignificante estar arrojada en el mundo, y ahora eres más que lluvia, y la ola, más que mis cantinas y mis triunfos... más que mis memorias de otros latidos que me marcaron, más que mi proceder de trotamundo y de aventurera en urbes desconocidas, naufragios o tiburones azules, más que la alegría de un día con pan, más que las estrellas, más que mis libros y más que yo misma cuando sonrío y me creo inmensa porque existes y porque te conocí.

En ese mármol, el de los amores que perduran, grabo tu nombre... El aroma y el tintineo de convertir la vida astillada, mis fragmentos en penumbras, el dolor de los alfileres en el alma, la ruina de lo que no fue, las batallas perdidas y los fracasos cotidianos, en otra esencia: la del amor benévolo y comprometido, la de tu fuerza enorme para ser tú mismo y rescatarme de los asombros de mi propio abismo.